Ya he podido ver el vídeo. Los mismos execrables comportamientos que hemos visto en algunos cleros católicos reproducidos en ‘maestros budistas’, incluyendo vidas de lujo y abusos a menores. Decepcionante, incluso sospechosa, la actitud del Dalai Lama ante las denuncias, similar a la de esos obispos que se limitaban a trasladar de una parroquia a otra a los curas corruptos.
De chaval fui simpatizante del cristianismo franciscano. Pero cuando entraba en algunos de sus conventos no veía nada de aquella ‘paupertas cvm laetitia’ (la pobreza con alegría) que predicaba el santo de Asís, por lo que rápidamente deseché la posibilidad de ingresar en la orden. ¿Por qué entonces algunos adeptos adultos de esos falsos maestros no extrajeron sus propias conclusiones? ¿Acaso el Buda no dice que sus bhikkhus deben abstenerse de toda actividad sexual y de acumular bienes materiales? ¿Por qué esa ciega devoción al ‘maestro’ que anula todo sentido crítico, cuando el Buda declara que él mismo debe ser investigado por sus discípulos y que, a mayor abundamiento, con el Dhamma es suficiente para llegar a lo más alto?
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DN 16 Mahaparinibbana Sutta
En esta ocasión, el Bienaventurado, habiéndose recuperado de su enfermedad, tan pronto se hubo sentido mejor, salió afuera y se sentó en el asiento preparado para él frente a su vivienda. Entonces, el Venerable Ananda llegó junto a él, lo saludó respetuosamente, se sentó a un lado y dijo:
“¡Me siento muy afortunado, Venerable Señor, de ver al Bienaventurado otra vez confortable! ¡Qué afortunado soy de ver al Bienaventurado recuperado! ¡Es grato, Venerable Señor, verle otra vez aliviado! Por cierto, mientras estuve viendo al Bienaventurado enfermo, fue como si mi propio cuerpo llegara a ser débil y enredado, todas las cosas a mi alrededor se oscurecieron y mis sentidos me fallaron. Lo único confortable que tenía era pensar que el Bienaventurado no iba a realizar su pase final, sin antes ofrecer instrucciones al Sangha de los monjes".
Así habló el Venerable Ananda, pero el Bienaventurado le respondió con estas palabras:
“¿Qué más puede esperar de mí el Sangha de los monjes, Ananda? Yo he enseñando el Dhamma sin miramientos, para que nada resultase esotérico o no manifiesto: en cuanto a la doctrina se refiere, el Tataghata nada dejó oculto, como si sostuviera todavía algo en un puño cerrado. Si hubiera alguien que pensara ‘yo me haré cargo del Sangha’ o ‘el Sangha depende de mí, me pertenece’, entonces, esa persona, sí debería ofrecer las instrucciones al Sangha. Sin embargo, Ananda, en el Tathagata, semejantes pensamientos no tienen lugar, ¿cómo entonces, podría el Tathagata aún ofrecer las instrucciones al Sangha?
“Yo ya soy débil, Ananda, entrado en edad, envejecido y anciano; soy alguien que ha atravesado ya el camino de la vida. He llegado al tope del espacio vital, el cual es de ochenta años. Y, al igual que una vieja carreta se sujeta con correas para que no se desmorone, así también el cuerpo del Tataghata está sujetado para que permanezca unido. Es solamente cuando el Tataghata aparta la atención de los signos externos, que cesan ciertas sensaciones, y cuando permanece en la concentración mental sin signos que este cuerpo se siente más confortable.
“Por lo tanto, Ananda, sé tú mismo una isla para ti, sé tu propio refugio y que no haya nadie más que sea tu refugio, con el Dhamma como tu único refugio. Y ¿cómo hace el monje para convertirse en una isla para sí mismo, para ser su propio refugio y no tener a nadie más que sea su refugio, con el Dhamma como su único refugio?
“Es cuando el monje permanece contemplando el cuerpo en el cuerpo, diligentemente, claramente consciente, atento, habiendo dejado atrás el deseo y la pena concernientes al mundo. Es también cuando permanece contemplando las sensaciones en las sensaciones … la mente en la mente … las formaciones mentales en las formaciones mentales, diligentemente, claramente consciente, atento, habiendo dejado atrás el deseo y la pena concernientes al mundo. Es así como el monje se hace una isla para sí mismo, se hace su propio refugio y no tiene a nadie más que sea su refugio, con el Dhamma como su único refugio.
“Aquellos monjes míos, Ananda, que ahora o después de mi partida permanezcan como sus propias islas, sean su propio refugio, sin que tengan a nadie más que sea su refugio, con el Dhamma como su único refugio, ellos alcanzarán lo más alto, si es que tienen deseo de aprender”.
En fin cuando el 'budismo' deja de ser budismo se convierte en cualquier cosa, incluso en una monstruosidad como la relatada en ese vídeo.
PD Pongamos chincheta al hilo, que al menos sirva de aviso a navegantes.
