>ellos proponen una técnica de zazen que es la de Dogen
El problema no creo que sea hacer zazen como dice Dogen, el gran desastre es no hacer nada más o casi nada más, en el sentido budista.
De hecho por esa ausencia de prajna (y a menudo de ética) budista pasan dos cosas:
1. Los occidentales pueden no "liarse" con esas cosas raras budistas y se dedican solo a hacer zazen, no hay que plantearse nada nuevo, incluso excepto para algunos eruditos (que tampoco aporta nada serlo) apenas se trata el budismo. Es MacZazen igual que hay McMindfulness y McYoga (el de los gimnasios).
2. La propuesta de Dogen se vuelve un trasto inútil. De hecho no sé ni si pudo sobrevivir a sus sucesores inmediatos. Era demasiado brillante como la de LinJi. Dos personajes extremadamente brillantes y que probablemente no tuvieron ningún discípulo a su nivel.
Dogen dió centenares de discursos en pocos años de vida y todos ellos eran grandes provocaciones para reflexionar profundamente sobre las verdades budistas de forma no-conceptual. Tan grandes que hoy día la gente aún está a vueltas para entenderlos eruditamente y así permanecerán por siempre, porque no están para ser entendidos eruditamente.
Todo eso no aparecía en Antaiji (the film) y, eso sí lo sé, no está en absoluto en los dojos Soto que conozco.
Los dojos se han vuelto agradables salas de meditación de decoración japonesa. Y nada más.
El resto te lo has de buscar por tu cuenta, pero sobre todo, lo peor, es que los maestros de esos dojos a menudo te animan a NO hacerlo. Como se puede leer aquí a menudo. Con suerte simplemente no dicen nada y te observan con esa extraña superioridad Soto, que en mi opinión sufre gravemente del efecto Dunning-Kruger aplicado al Zen.
Budismo y cine
- tao.te.kat
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Re: Budismo y cine
Hola @Daido,
En realidad, la orientación de la práctica de zazen de Dōgen no es una técnica, sino, simplemente, se trata de eso, una orientación, en la que la práctica no es un medio - si lo fuera, entonces, seguiríamos hablando de técnicas -, sino un fin en sí mismo, o si se quiere, dicho de otra manera, es una práctica en la que medio y fin se confunden. Creo que hablando de esto es importante tener presente, o volver, al Fukanzazengi, las instrucciones para la práctica de zazen recomendadas universalmente, escritas por Dōgen tras su vuelta de China, especialmente, cuando se refiere a lo que conoce como "el punto fundamental de zazen": hishiryo.
Por otro lado, lo que se califica como de extremo o de minorías, creo que se debe más a un malentendido o a una visión apresurada que a otra cosa. Todo monje, por el hecho de serlo, va a dedicar más horas de práctica al día que un laico; sea de la escuela que sea, dentro del Zen, sea de la tradición que sea dentro del Budismo. Es una cuestión de elección de vida. Pero eso no hace de por sí que la práctica de uno sea mejor que la del otro, cosa que por otro lado, es más bien de tipo mundano, por lo que lo que debería importar en ese sentido es la coherencia y plasmación en la práctica de dicha elección de vida, tanto en el monje como en el laico, se trate de la orientación que se trate. En cuanto a lo de las horas, pueden parecer muchas si se mira la mayoría de los retiros, pero esos son para los residentes, los retiros con visitantes (3 al año) tienen 4 horas de zazen. Fuera de los retiros, el número de horas dedicados a la práctica ronda las 4 horas - que tampoco es ninguna exageración, hablando de un monasterio -, que junto con los trabajos en el campo y el estudio de los textos budistas, así como su puesta en común, ocupan prácticamente la jornada del monasterio. Por otro lado, que no haya teishos durante los retiros no quiere decir que no existan fuera del mismo, o de manera más global, la orientación, el dar/recibir consejo sobre la práctica forma parte de la vida cotidiana, ocurre en cualquier momento.
Por último, creo que, también, el calificativo de extremo, se debe a la ubicación del monasterio, en un pueblo de alta montaña y a su condición de prácticamente autosuficiente. Creo que esto es desviarse de lo importante, si uno llega a pensar que lo que se quiere decir es que para practicar zazen depende de si uno vive o no en un pueblo de montaña, donde los inviernos se permanece prácticamente aislado. Antaiji, como todo monasterio, es un ejemplo de vida dedicada a la práctica según una determinada orientación, por lo que, creo que de interesarnos por la misma se debería observar en qué consiste dicha orientación - la raíz - y no la cantidad de personas o las condiciones de la localidad en las que se encuentra dicho monasterio - las ramas y las hojas -.
escribió: "...He entrado en la página web de Antaiji, clicando en el enlace que ha puesto Carlos. Solo la he mirado por encima, pero he visto el tipo de zazen que practican. Luego leeré con más cuidado, sobre su modo de vida. En cualquier caso, ellos proponen una técnica de zazen que es la de Dogen, llevada hasta el extremo. Como cualquier otra técnica, lo importante no es ella en sí misma, pues practicamente todas las técnicas son correctas. De lo que se trata es de practicarlas, siempre la misma y no cambiar. Pero esa técnica y su modo de práctica, es para muy pocos. Poquisima gente puede aguantar un modo de vida tan riguroso y practicar tantisimas horas de zazen (mucho menos los que no vivien en Antaiji) [...] "
En realidad, la orientación de la práctica de zazen de Dōgen no es una técnica, sino, simplemente, se trata de eso, una orientación, en la que la práctica no es un medio - si lo fuera, entonces, seguiríamos hablando de técnicas -, sino un fin en sí mismo, o si se quiere, dicho de otra manera, es una práctica en la que medio y fin se confunden. Creo que hablando de esto es importante tener presente, o volver, al Fukanzazengi, las instrucciones para la práctica de zazen recomendadas universalmente, escritas por Dōgen tras su vuelta de China, especialmente, cuando se refiere a lo que conoce como "el punto fundamental de zazen": hishiryo.
Por otro lado, lo que se califica como de extremo o de minorías, creo que se debe más a un malentendido o a una visión apresurada que a otra cosa. Todo monje, por el hecho de serlo, va a dedicar más horas de práctica al día que un laico; sea de la escuela que sea, dentro del Zen, sea de la tradición que sea dentro del Budismo. Es una cuestión de elección de vida. Pero eso no hace de por sí que la práctica de uno sea mejor que la del otro, cosa que por otro lado, es más bien de tipo mundano, por lo que lo que debería importar en ese sentido es la coherencia y plasmación en la práctica de dicha elección de vida, tanto en el monje como en el laico, se trate de la orientación que se trate. En cuanto a lo de las horas, pueden parecer muchas si se mira la mayoría de los retiros, pero esos son para los residentes, los retiros con visitantes (3 al año) tienen 4 horas de zazen. Fuera de los retiros, el número de horas dedicados a la práctica ronda las 4 horas - que tampoco es ninguna exageración, hablando de un monasterio -, que junto con los trabajos en el campo y el estudio de los textos budistas, así como su puesta en común, ocupan prácticamente la jornada del monasterio. Por otro lado, que no haya teishos durante los retiros no quiere decir que no existan fuera del mismo, o de manera más global, la orientación, el dar/recibir consejo sobre la práctica forma parte de la vida cotidiana, ocurre en cualquier momento.
Por último, creo que, también, el calificativo de extremo, se debe a la ubicación del monasterio, en un pueblo de alta montaña y a su condición de prácticamente autosuficiente. Creo que esto es desviarse de lo importante, si uno llega a pensar que lo que se quiere decir es que para practicar zazen depende de si uno vive o no en un pueblo de montaña, donde los inviernos se permanece prácticamente aislado. Antaiji, como todo monasterio, es un ejemplo de vida dedicada a la práctica según una determinada orientación, por lo que, creo que de interesarnos por la misma se debería observar en qué consiste dicha orientación - la raíz - y no la cantidad de personas o las condiciones de la localidad en las que se encuentra dicho monasterio - las ramas y las hojas -.
Re: Budismo y cine
En realidad, la orientación de la práctica de zazen de Dōgen no es una técnica, sino, simplemente, se trata de eso, una orientación, en la que la práctica no es un medio - si lo fuera, entonces, seguiríamos hablando de técnicas -, sino un fin en sí mismo, o si se quiere, dicho de otra manera, es una práctica en la que medio y fin se confunden.
Bueno, a ver si nos ponemos de acuerdo en algo: el zazen tiene una técnica, lo mires por donde lo mires. Y no una técica cualquiera, sino una de las más sofisticadas que existen. Solo hay que ir al texto que nombras constantemente, el Fukanzazenji, para darse cuenta: el modo exacto de sentarse, como colocar las piernas, como colocar las manos, los dedos, la lengua, los ojos, la nariz, las orejas.... Y luego como respirar, que hacer con los pensamientos cuando aparecen... Si todo eso no es una técnica, ya me dirás lo que es. Si fuese solo una orientación (como dices) Dogen solamente diría "sentaos en un cojín y poneos derechos". No daría una forma de sentarse tan perfectamente clara, que pusieses las piernas en loto, la espalda derecha... Tampoco te diría que te movieras en circulos, ni que pensaras sin pensar etc. etc.
Decir que zazen es un fin en sí mismo, no cambia para nada el hecho de que tenga una técnica. Tú puedes decir que el fin de la técnica es la misma técnica, si quieres. Eso te lo acepto, pero que digas que el zazen de Dogen no es una técnica es una total contradicción. Si dices que esa técnica no se practica para alcanzar el satori o lo que sea, sino que se practica solo para practicar, no quita que apliques una técnica, tan precisa, que resulta obvia en sí misma. Es posible que, pasado el tiempo, uno pueda llegar a olvidarse de la técnica, sí, pero eso no quiere decir que no la haya. El que uno no piense en ella, no quiere decir que la técnica no exista. Es posible trascender la técnica con el tiempo, eso es verdad. Pero no por trascenderla deja de existir.
La orientación, como tú la llamas, es la práctica del zen, obviamente. En ese monasterio se practica zen, como todo el mundo sabe. Todos los monasterios zen tienen esa orientación, pero no todos la siguen igual. Tienen formas diferentes, por supuesto, y la cantidad de personas no es lo más importante. Hay estilos muy distintos, eso lo sabemos. El Rinzai no es lo mismo que el Soto, pero dentro de cada una de esas escuelas hay muchos estilos diferentes también. Es bueno que las haya, por supuesto. Aunque la técnica que usan es la misma, zazen, el estilo es distinto. Lo que tienen en común, una vez más, es básicamente que todos aplican la misma técnica: el zazen.Antaiji, como todo monasterio, es un ejemplo de vida dedicada a la práctica según una determinada orientación, por lo que, creo que de interesarnos por la misma se debería observar en qué consiste dicha orientación - la raíz - y no la cantidad de personas o las condiciones de la localidad en las que se encuentra dicho monasterio - las ramas y las hojas -.
Saludos
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Re: Budismo y cine
Hola @Daido,
Creo que la confusión con los términos "técnica" y "orientación", son, en realidad, una y la misma; es decir, explicando, en este caso qué entendemos por "orientación", se entenderá mejor la idoneidad o no de hablar de técnica, en según qué caso.
Orientación no es un sinónimo de práctica, sino de propósito, de intención. En este sentido, en el Zen de Dōgen, no hay nada similar a la "Gran Duda" que puede encontrarse en otras prácticas del zazen, que puede entenderse como una "gran intención para" cuyo posterior olvido y profundización en la práctica, puede desembocar - en según casos, dicho muy resumidamente teniendo en cuenta que el hilo se llama "Budismo y cine" - en "ese mismo punto" que en el Zen de Dōgen se encuentra en el comienzo. Tal inversión, como puede verse - aunque sea un tanto visto por encima - no solo en el Fukanzazengi, sino a lo largo de toda su obra en la conocida fórmula unidadde práctica y realización, dibuja necesariamente una orientación distinta a aquella que nos habla de "medios" y "fines."
Entendido lo anterior, se entiende mejor, siquiera intuitivamente, que zazen bajo esta perspectiva no se trata de una técnica, sino que es la práctica que abarca la realidad, instante tras instante: hablar de zazen es hablar de la realidad. No se trata de una mera cuestión retórica, ya que hablar de técnicas es hablar de medios y, por lo tanto, de fines: un alfarero domina su técnica para hacer una vasija, un plato o un cuenco; un carpintero domina su técnica para hacer una silla, una mesa o una puerta. Si queremos hablar de zazen en términos de técnica, tenemos que hacerlo teniendo en cuenta que meditador, meditación y "su resultado" forman una unidad indisoluble y que esa unidad lo es YA, aquí y ahora, no dentro de X años...Lo cual no quiere decir que no haya profundización o que con una sentada esté todo hecho. Ambos ejes, relativo y absoluto, se encuentran en toda práctica budista. La particularidad del Zen de Dōgen es "poner al principio" lo que en otras partes "se pone al final". Particularidad casi dicho con pinzas, porque, realmente en Dōgen encontramos revitalizado y renovado "lo que" ya estaba en la tradición como puede verse, por ejemplo, en el claramente familiar "nada que lograr, ningún lugar adónde a ir", del célebre Linji.
Creo que la confusión con los términos "técnica" y "orientación", son, en realidad, una y la misma; es decir, explicando, en este caso qué entendemos por "orientación", se entenderá mejor la idoneidad o no de hablar de técnica, en según qué caso.
Orientación no es un sinónimo de práctica, sino de propósito, de intención. En este sentido, en el Zen de Dōgen, no hay nada similar a la "Gran Duda" que puede encontrarse en otras prácticas del zazen, que puede entenderse como una "gran intención para" cuyo posterior olvido y profundización en la práctica, puede desembocar - en según casos, dicho muy resumidamente teniendo en cuenta que el hilo se llama "Budismo y cine" - en "ese mismo punto" que en el Zen de Dōgen se encuentra en el comienzo. Tal inversión, como puede verse - aunque sea un tanto visto por encima - no solo en el Fukanzazengi, sino a lo largo de toda su obra en la conocida fórmula unidadde práctica y realización, dibuja necesariamente una orientación distinta a aquella que nos habla de "medios" y "fines."
Entendido lo anterior, se entiende mejor, siquiera intuitivamente, que zazen bajo esta perspectiva no se trata de una técnica, sino que es la práctica que abarca la realidad, instante tras instante: hablar de zazen es hablar de la realidad. No se trata de una mera cuestión retórica, ya que hablar de técnicas es hablar de medios y, por lo tanto, de fines: un alfarero domina su técnica para hacer una vasija, un plato o un cuenco; un carpintero domina su técnica para hacer una silla, una mesa o una puerta. Si queremos hablar de zazen en términos de técnica, tenemos que hacerlo teniendo en cuenta que meditador, meditación y "su resultado" forman una unidad indisoluble y que esa unidad lo es YA, aquí y ahora, no dentro de X años...Lo cual no quiere decir que no haya profundización o que con una sentada esté todo hecho. Ambos ejes, relativo y absoluto, se encuentran en toda práctica budista. La particularidad del Zen de Dōgen es "poner al principio" lo que en otras partes "se pone al final". Particularidad casi dicho con pinzas, porque, realmente en Dōgen encontramos revitalizado y renovado "lo que" ya estaba en la tradición como puede verse, por ejemplo, en el claramente familiar "nada que lograr, ningún lugar adónde a ir", del célebre Linji.
Re: Budismo y cine
En WP técnica se define así:
Si nos basamos en eso, no es una técnica, en efecto, porque no se hace para obtener un resultado. Pero aunque no sea para obtener un resultado, se adopta una postura determinada, se respira de un modo determinado y se adopta una actitud mental determinada. Por tanto, tiene una técnica, aunque no sea en sí una técnica. Pero bueno, esto en el fondo me da igual. Es una cuestion semantica nada más.Técnica (del griego τέχνη téchnē ‘arte’1) es el conjunto de procedimientos, reglas, normas, acciones y protocolos que tiene como objetivo obtener un resultado determinado y efectivo, ya sea en el campo de la informática, las ciencias, el arte, el deporte, la educación o en cualquier otra actividad.