Avuso Ucchushma escribió: ↑07 Abr 2025 17:20
Si me lo permiten, me gustaría añadir algo
Joan Halifax es una figura ampliamente reconocida en el budismo occidental contemporáneo. Maestra zen, fundadora del *Upaya Zen Center* en Santa Fe, Nuevo México, y autora de diversos textos sobre compasión, muerte consciente y justicia social. Su enfoque ha atraído a muchos practicantes por su aparente fusión de la práctica budista con el activismo social, especialmente en campos como el acompañamiento de moribundos, el trabajo carcelario y el activismo ambiental.
Es necesario ejercer discernimiento y crítica compasiva, pero sin ceder a la complacencia ni al sentimentalismo. Así pues, ofrezco a continuación un análisis crítico, respetuoso pero firme, de su figura y de su comunidad.
1. **Activismo y budismo: confusión de los fines**
Uno de los principales puntos críticos hacia Halifax es su tendencia a fundir el camino espiritual con causas sociales progresistas contemporáneas. El riesgo aquí es profundo: el Dharma, como vía de liberación, apunta a la extinción del sufrimiento por el abandono de las aflicciones mentales, no a la mejora del samsara como si pudiera ser corregido desde dentro.
Halifax convierte el budismo en una herramienta para reformar el mundo, lo cual no es su propósito original. No se trata de que el Buda no haya tenido compasión; al contrario, su compasión era radical, pero estaba guiada por *prajñā* (sabiduría trascendental), no por ideales políticos o morales cambiantes. El activismo budista de Halifax cae a menudo en la trampa de reemplazar esa sabiduría trascendental con ideologías seculares y afectivas, como la justicia social o el feminismo espiritualizado.
2. **Psicología moderna y dilución del Dharma**
Halifax, con formación en antropología y psicología, fusiona con frecuencia la psicología humanista occidental con enseñanzas budistas, lo que lleva a una simplificación peligrosa. La mente, según el Dharma, no es solo un objeto de estudio psicológico, sino el campo de cultivo de la liberación. El riesgo aquí es que los conceptos profundos del *śūnyatā*, el *anattā* o la naturaleza de *dukkha* sean reducidos a nociones terapéuticas como “autocuidado”, “empatía radical” o “conciencia plena del momento”.
Su trabajo sobre el acompañamiento de moribundos, aunque valioso desde una perspectiva compasiva, se ve empañado por esta psicologización. Se confunde la muerte consciente —como puerta al despertar— con la muerte tranquila como fin en sí misma. El Dharma no se limita a aliviar el sufrimiento mundano, sino a disolver la ignorancia raíz que lo perpetúa.
3. **La sangha como comunidad activista: peligro de tribalismo moral**
La *Upaya Sangha* se ha convertido en una comunidad que promueve una ética alineada con causas sociales contemporáneas: antirracismo, derechos de género, cambio climático. No hay nada intrínsecamente negativo en comprometerse con el mundo. Sin embargo, cuando una sangha adopta un ethos activista, corre el riesgo de dividir al mundo en "los conscientes" y "los que no lo son", cultivando un tribalismo moral que contradice la ecuanimidad (*upekkhā*) y la visión no-dual del Dharma.
Además, muchas de estas causas se sustentan en marcos dualistas: víctima y opresor, justo e injusto, correcto e incorrecto. Pero el camino del Buda invita a trascender todas las dualidades. Cuando el budismo se convierte en vehículo de moralidad secular, pierde su filo trascendente y se convierte en una forma más de samsara refinado.
4. **El riesgo de la celebridad espiritual**
Joan Halifax se ha convertido en una figura carismática dentro del budismo occidental, con libros traducidos a múltiples idiomas, entrevistas frecuentes y una fuerte presencia en los medios. Esto puede parecer inofensivo, pero el Dharma advierte sobre el veneno del ego incluso en sus formas más sutiles.
La práctica auténtica del *Zen* requiere la disolución completa de la autoimagen, no su embellecimiento como “maestra compasiva” o “guía espiritual moderna”. El riesgo es que la enseñanza se transforme en una *marca espiritual* y que el maestro se vea rodeado de una burbuja de admiración que impida el *kenshō* real y profundo.
Conclusión
Joan Halifax es una figura bienintencionada, compasiva, y sin duda ha ayudado a muchos a aliviar su sufrimiento inmediato. Sin embargo, desde una perspectiva budista tradicional y rigurosa, su enfoque adolece de una desviación sutil pero crítica: confundir la compasión con la corrección social, la psicología con la sabiduría, y el acompañamiento con la liberación.
Como maestros y practicantes, debemos recordar que el Dharma no es una herramienta para mejorar el mundo, sino para liberarse de él. Toda acción en el mundo ha de nacer de la visión correcta (*sammā-diṭṭhi*), no de ideologías, por muy nobles que parezcan. Que la compasión no pierda su raíz en la sabiduría. Que la práctica no se vuelva espectáculo. Que el Buda, el Dharma y la Sangha no se conviertan en medios para fines mundanos.