Avuso Ucchushma escribió: ↑06 Abr 2025 21:25
Con firmeza y compasión, es necesario denunciar sin rodeos una tendencia profundamente perjudicial que ha contaminado incluso ciertos ámbitos de la práctica espiritual: el uso del Dharma como herramienta política para alimentar prejuicios ideológicos. Resulta alarmante ver a practicantes y centros budistas etiquetar de *“fascista”* o *“enemigo del bien”* a todo aquel que no se alinea con su visión política —particularmente cuando se trata de figuras como Donald Trump— sin siquiera intentar comprender, sin investigar, sin aplicar los principios más básicos del Noble Óctuple Sendero.
Este comportamiento no solo contradice frontalmente las enseñanzas del Buddha; lo prostituye.
**El Dharma no es de izquierdas ni de derechas.**
El Dharma no tiene pasaporte, ni partido, ni color político. Quienes pretenden hacerlo encajar en su ideología personal están instrumentalizando lo sagrado para justificar sus apegos y aversiones. Eso no es práctica espiritual: es ego disfrazado de virtud.
El Buddha enseñó:
- **Upekkhā**: ecuanimidad hacia todos los seres, sin excepción.
- **Mettā**: amor benevolente, incluso hacia quienes piensan distinto.
- **Karuṇā**: compasión real, no fingida ni selectiva.
Cuando permitimos que el discurso político polarizante penetre la Sangha y los espacios de práctica, ocurre lo siguiente:
1. Se alimenta **la aversión (dosa)**, disfrazada de justicia.
2. Se perpetúa **la ilusión (moha)** de separación entre “nosotros los buenos” y “ellos los malos”.
3. Se diluye el verdadero propósito del sendero: la liberación del sufrimiento de *todos los seres*, no solo de los que piensan como yo.
**Llamar fascista a todo lo que no me agrada no es activismo compasivo, es ignorancia en acción.**
No es sabiduría, es arrogancia moral. No es bodhicitta, es tribalismo disfrazado de iluminación.
El camino correcto no se encuentra en tomar partido por un bando político, sino en mantenernos despiertos ante *todos* los condicionamientos. Esto incluye cuestionar incluso nuestras propias creencias y reacciones emocionales frente a líderes políticos, por controversiales que sean.
**La práctica auténtica exige valentía para mirar de frente nuestras propias sombras antes de proyectarlas en el “otro”.**
Si realmente queremos actuar desde el Dharma:
- No idealicemos ni demonizemos a ningún político.
- No convirtamos a la Sangha en una cámara de eco ideológica.
- No tergiversemos las enseñanzas sagradas para justificar nuestros gustos personales.
El Buddha no se inclinó ante reyes ni revolucionarios. Se inclinó ante la verdad.
Hagamos lo mismo.