Economía y...budismo

Temas no budistas o lejanamente relacionados.
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Carl Sagan
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Economía y...budismo

Mensaje por Carl Sagan »

Así es amigos. Si he tenido la desfachatez de abrir un hilo sobre tecnología y budismo, ¿por qué no uno sobre economía y budismo? biggrin

Me he resistido en el pasado a abrir un hilo sobre economía porque está estrechamente unida a la política, así que espero que este hilo sea lo más neutral posible. Y es que al contrario que Bhikkhu Bodhi y en línea con Marx, sí creo que la economía todo lo condiciona. Y desde varios lustros asistimos a un cambio profundo en las relaciones económicas internacionales, que tienen en Asia su nuevo epicentro.

China tiende la mano a India al inicio de la cumbre de la OCS y Modi habla de un "siglo XXI de Asia"

Naturalmente, esto tiene consecuencias indeseables en Occidente:

Trump notifica al Congreso plan para recortar miles de millones de dólares en ayuda exterior

El rescate del FMI a Francia y Reino Unido se convierte en el último runrún económico en Europa: ¿exageración o amenaza real?

El Gobierno alemán anuncia recortes «dolorosos» en el gasto social

Lo que conduce a una sensación de ‘fin de régimen’.

Cansancio democrático o la corrupción del de abajo

Pero no pretendo que el hilo, al menos en su inicio, se centre en la economía internacional, sino en la economía doméstica. Como he escrito en alguna ocasión, soy de la opinión que si los miembros de una sociedad son sabios y compasivos, cualquier régimen político y económico en que se organicen será beneficioso para los seres. Y al contrario, si sus miembros están fuertemente afectados por las impurezas mentales, todo sistema organizativo devendrá en sufrimiento para los seres.

En los suttas el Buda deja algunas indicaciones que podrían esbozar una cierta organización social.

AN 5,41 Adiya Sutta

AN 8,54 Vyagghapajja Sutta

Enseñanzas del Buda sobre economía

Budismo y justicia social

De vivir en nuestra época, mi opinión es que el Buda habría hecho demandas genéricas similares a las del Canon Pali, sin adscribirse a ideología alguna. Sin embargo, dado que los seres humanos de esta época siguen fuertemente afectados por las impurezas mentales, sería iluso decir que todos los sistemas son iguales. Es evidente que algunos son más perjudiciales que otros. ¿Qué tipo de sistema podría considerarse el menos antagónico con las enseñanzas del Buda? A fin de que nadie me acuse de no esforzarme y dejar el trabajo a una IA, a la que preguntaremos más tarde, mi conclusión sería:

1) El Buda anima a sus seguidores a prosperar económicamente, aumentando su patrimonio privado de forma lícita. Parece aquí excluirse una economía socialista y planificada.

2) El Buda anima a sus seguidores a proteger sus bienes de reyes y ladrones. Y a los reyes a proveer de ciertos suministros a los más necesitados. Aquí podría haber algún fundamento para la idea de un estado suficiente, que atienda algunas necesidades básicas de la población, incluyendo la seguridad personal y jurídica. Pero también para la división de poderes, que limite los abusos de la élite hacia la población.

En resumen, en mi modesto parecer una economía de mercado, con un estado suficiente que atienda necesidades perentorias de los más pobres, con gobiernos moderadamente de izquierda (socialdemocracia) o derecha (democracia cristiana/liberal) podría ser el sistema que menos antagonismo presentaría a las exhortaciones del Buda y dado el nivel de purificación mental de los seres humanos actualmente.

Donde obviamente íbamos a tirarnos los trastos a la cabeza es en el concepto de ‘estado suficiente’. Qué cuantía de impuestos hay que pagar, cuánto hay que dedicar a pensiones, cuánto a ayudas a los inmigrantes que cruzan nuestras fronteras, qué nivel de regulación queremos para nuestras sociedades, el aborto, la eutanasia…ítems de rabiosa actualidad política en los que no voy a entrar porque con toda seguridad nos llevarían los demonios.
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Carl Sagan
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Re: Economía y...budismo

Mensaje por Carl Sagan »

Bueno, pues dejo la respuesta de ChatGPT que de entrada comparto en mucho.

El Buda en el Canon Pali hace varias exhortaciones a sus seguidores, por ejemplo a prosperar económicamente de forma lícita, a compartir...y también a los reyes para que tomen medidas que palien la pobreza. En base a todo esto, ¿qué sistema político y económico de la actualidad sería el menos antagónico respecto a esas enseñanzas? Razona la respuesta.

ChatGPT Plus

Muy buena pregunta. Vamos a desglosarla:

El Canon Pali presenta múltiples enseñanzas pragmáticas del Buda relacionadas con la vida social, económica y política, sin proponer nunca un "sistema" cerrado como harían teorías modernas. Sin embargo, podemos identificar principios que se pueden mapear a marcos contemporáneos:

1. Ética económica individual

El Buda exhorta a obtener riqueza de forma lícita, honesta y sin dañar a otros (sammā ājīva, “modo de vida correcto”).

Recomienda la prudencia en el gasto y el ahorro (ejemplo: el Sigalovada Sutta, DN 31).

Insiste en la generosidad y el compartir como medio de bienestar personal y social.

👉 Esto se acerca más a una economía de mercado regulada con fuerte énfasis en la ética y la responsabilidad social, en contraste con prácticas de explotación o corrupción.

2. Responsabilidad del gobernante

En el Cakkavatti Sīhanāda Sutta (DN 26) se afirma que la pobreza es caldo de cultivo de robo y violencia, y que el rey debe garantizar condiciones materiales básicas para su pueblo (dar tierras, recursos, trabajo).

El gobernante ideal no es autoritario sino protector, justo y benefactor, garantizando justicia y bienestar.

👉 Esto resuena con los Estados de bienestar democráticos, donde el gobierno actúa para paliar la desigualdad y asegurar mínimos vitales.

3. Principios políticos

En el Aggañña Sutta (DN 27) se describe el origen del poder político como un contrato social: la gente elige a un líder para garantizar orden y justicia.

El buen gobernante debe actuar con las “diez cualidades de un rey justo” (dasa rāja-dhamma), entre ellas: generosidad, honestidad, autocontrol, no violencia, paciencia.

👉 Esto se acerca a la democracia ética o a un sistema donde el poder tiene legitimidad social y se ejerce en beneficio de todos.

4. Lo que el Buda evitaría

Capitalismo sin regulación → fomenta explotación, codicia, acumulación desmedida.

Comunismo autoritario → suprime la iniciativa individual y suele incurrir en violencia estatal.

Teocracias rígidas → el Buda nunca propuso imponer religión al Estado.

📌 Conclusión

El sistema político y económico menos antagónico respecto a las enseñanzas del Canon Pali sería probablemente:

➡️ Una democracia social o Estado de bienestar, con economía de mercado regulada, protección de los más vulnerables, fomento de la ética en los negocios, redistribución mediante impuestos justos, y un gobierno que actúe como garante de la equidad y no como mero ejecutor de intereses privados.

Este modelo equilibra la iniciativa individual (prosperar de forma lícita) con la responsabilidad colectiva (compartir y aliviar la pobreza), en consonancia con lo que el Buda exhortaba tanto a personas comunes como a gobernantes.
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Re: Economía y...budismo

Mensaje por Daido »

Oh ChatGPT worship2

Bien, AI ha encontrado su camino también en este tema lo que supone un gran paso hacia adelante. Y Chat GPT nos da una versión de la economía budista basada en los suttas, por lo que veo. La conclusión es que de acuerdo a los suttas la economía debería ser capitalista pero con moderación por parte del estado. Deberíamos vivir en un estado democrático donde hubiese ayudas para los mas desfavorecidos. Donde hubiese impuestos, (ChatGPT no dice de que manera se deberían poner esos impuestos, pero supongo que pagarían más quienes más tuviesen). Y ese será el estado ideal clap2 .

Por supuesto, un estado así solo podría conseguirse si todo el planeta estuviese bajo el mandato de un gobierno mundial. De lo contrario seguiríamos en guerras permanentes, con el peligro creciente de una guerra mundial total que acabase en la devastación nuclear del planeta entero. Si perdemos de vista esa amenaza, todo lo que hagamos serán cuentos de hadas. Nosotros vivimos en un país democratico, donde HASTA AHORA, todo funciona razonablemente bien. Pero los tiempos están cambiando y me temo que la fiesta durará poco. El budismo habla de situaciones ideales, que no se pueden aplicar a los paises reales.

Podríamos estar en los estadios finales de la Historia teniendo en cuenta la enorme superpblacion del planeta, mayoritariamente pobre y viviendo en dictaduras y en situaciones de guerra. La mayoría de los paises están gobernados por dictadores, y además viven en la indigencia, lo que es un caldo de cultivo buenisimo para carne de cañon en las guerras que hay y que posiblemente se extenderán. Yo no veo que vivamos en una situacion idilica para que se produzca lo que se desprende de los suttas. El mundo entero podría desaparecer en un futuro próximo y todo lo que viene en esos escritos no sería mas que agua de borrajas. El budismo como forma de gobierno no tiene mucha viavilidad en mi opinión. Pero veamos que más aprendemos.

Buen, foro. eq341
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Carl Sagan
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Re: Economía y...budismo

Mensaje por Carl Sagan »

Daido escribió: 01 Sep 2025 11:50Por supuesto, un estado así solo podría conseguirse si todo el planeta estuviese bajo el mandato de un gobierno mundial. De lo contrario seguiríamos en guerras permanentes, con el peligro creciente de una guerra mundial total que acabase en la devastación nuclear del planeta entero.
Desde siempre he defendido un gobierno mundial, pero comprendo las reticencias de algunos. En primer lugar, por el peligro de que ese gobierno unificado adquiera tic dictatoriales y no tenga el contrapeso de otros estados u organismos internacionales. En segundo lugar por el sacrificio que exigiría a los ciudadanos de los países desarrollados. Pensemos que la reunificación alemana se estima ha costado dos billones de euros hasta 2014. Y eso que la RDA era un país relativamente pequeño, en vías de desarrollo y afín totalmente a la RFA.

Eso sí, superados los obstáculos, los beneficios de la unión planetaria serían incalculables.
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Upasaka
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Re: Economía budista

Mensaje por Upasaka »

Carl Sagan escribió: 01 Sep 2025 10:01 Así es amigos. Si he tenido la desfachatez de abrir un hilo sobre tecnología y budismo, ¿por qué no uno sobre economía y budismo?

Me he resistido en el pasado a abrir un hilo sobre economía porque está estrechamente unida a la política, así que espero que este hilo sea lo más neutral posible.(...)
ada123123

Hola. Por cuestiones de la práctica, (que no vienen a cuento del propósito del tema) admito que no he visualizado ningún enlace, salvo por el interés, en los Sutta y el de uno conducente a un antiguo hilo del foro.

Creo suponer que será de interés para algunos, (no para todos), como lo fue en su momento para mí el siguiente extenso ensayo existente en Buddha.net; por esa motivación aquí se comparte:

Economía budista
Un camino intermedio para el mercado

por el Venerable PA Payutto

traducido por Dhammavijaya y Bruce Evans
compilado por Bruce Evans y Jourdan Arenson

Contenido

Prólogo del traductor (primera edición)

Prefacio del autor

Fuentes

Introducción

Capítulo uno
El problema de la especialización
Los dos significados del Dhamma
Cómo la ética condiciona la economía

Capítulo dos
La visión budista de la naturaleza humana
Del conflicto a la armonía
La ética y los dos tipos de deseo
Consideraciones éticas en la actividad económica

Capítulo tres
Perspectivas budistas sobre conceptos económicos
Valor
Consumo
Moderación
No consumo
Contentamiento
Trabajo
Producción y no producción
Competencia y cooperación
Elección
Visión de la vida

Capítulo cuatro
El papel de la riqueza en el budismo
El modo de vida correcto
La avaricia
El conocimiento de las limitaciones de la riqueza
La actitud mental hacia la riqueza
Las principales características de la economía budista

Capítulo cinco
Enseñanzas sobre economía de las escrituras budistas
La orden monástica
Los jefes de familia
El gobierno
La perspectiva interior
La búsqueda y protección de la riqueza
La felicidad de un jefe de familia
Los beneficios de la riqueza
La riqueza y el desarrollo espiritual

Apéndice

***

• Prólogo del traductor (primera edición)


Hoy en día, las técnicas de meditación budista son bien conocidas en Occidente y las perspectivas budistas sobre la condición humana ejercen, al menos en el ámbito académico, una influencia creciente. Desafortunadamente, la imagen popular del budismo suele ser excesivamente austera, y muchos aún lo consideran una enseñanza que niega las preocupaciones mundanas o que nos permite escapar de ellas hacia un reino privado y hermético de dicha. Sin embargo, si nos tomamos la molestia de recurrir a las palabras del propio Buda, encontramos una enseñanza completa y rica que abarca todos los aspectos de la vida humana, con abundantes consejos prácticos sobre cómo vivir con integridad, sabiduría y paz en medio de un mundo confuso. Quizás sea hora de que esta enseñanza se difunda más ampliamente.

En este breve volumen, el Venerable Dhammapitaka (PA Payutto) ofrece una perspectiva budista sobre la economía. Si bien no pretende presentar una teoría económica budista exhaustiva, proporciona numerosas herramientas para la reflexión y maneras de abordar las cuestiones económicas desde una apreciación meditada de cómo son las cosas, cómo somos nosotros. Espero que la publicación de esta obra en inglés contribuya, al menos en parte, a resolver lo que se ha denominado el actual «impasse de la economía» y a despertar en los lectores la profunda relevancia contemporánea de las verdades atemporales que Buda descubrió y compartió con nosotros.

Dhammavijaya
Mayo de 1992


• Prefacio del autor

Es bien sabido que, hasta ahora, el estudio de la economía ha eludido cuestiones de valores morales y consideraciones éticas, que son cualidades abstractas. Sin embargo, cada vez es más evidente que, para resolver los problemas que enfrentamos en el mundo actual, será necesario considerar tanto factores concretos como abstractos, por lo que es imposible obviar el tema de los valores morales. Si el estudio de la economía ha de contribuir a la solución de nuestros problemas, ya no puede eludir el tema de la ética. Hoy en día, los factores ambientales se tienen en cuenta tanto en las transacciones económicas como en la resolución de problemas económicos, y la necesidad de la ética para abordar el problema de la conservación del medio ambiente es cada vez más evidente.

De hecho, la economía es una de las ciencias que integra con mayor claridad lo concreto y lo abstracto. Es el ámbito donde los valores humanos abstractos interactúan de forma más palpable con el mundo material. Si los economistas dejaran de eludir la cuestión de los valores morales, estarían en mejor posición para influir en el mundo de forma fundamental y aportar soluciones a los problemas de la humanidad y del mundo en general. Idealmente, la economía debería contribuir a brindar a la humanidad oportunidades para un verdadero crecimiento individual y social, en lugar de ser simplemente una herramienta para satisfacer necesidades egoístas y alimentar la discordia en la sociedad, y, en mayor medida, generar desequilibrio e inseguridad en toda la estructura global con sus innumerables ecosistemas.

Quisiera expresar mi agradecimiento a Dhammavijaya, quien tradujo al inglés la primera edición tailandesa de Economía Budista, publicada por la Fundación Buddhadhamma en agosto de 1988. Su traducción se publicó en mayo de 1992, y esa edición sirvió de base para la segunda edición. También quisiera expresar mi agradecimiento a Bruce Evans y Jourdan Arenson, quienes se inspiraron para recopilar y traducir nuevas fuentes de enseñanzas sobre economía budista a partir de mis charlas y escritos publicados tanto en tailandés como en inglés, y así producir un tratamiento más completo del tema. Asimismo, quisiera expresar mi agradecimiento a Khun Yongyuth Thanapura y a la Fundación Buddhadhamma, quienes, al igual que con la primera edición, se encargaron de la impresión hasta su finalización.

Venerable PA Payutto , julio de 1994

Fuentes:

Economía budista
Un camino intermedio para el mercado

por el Venerable PA Payutto

traducido por Dhammavijaya y Bruce Evans
compilado por Bruce Evans y Jourdan Arenson


https://web.archive.org/web/20131116010 ... g/econ.htm

Saludos. smile

con mettā

PD/Rdtdo.

(Hoy en día) mis conocimientos teórico prácticos sobre economía no van más de lo doméstico.
«El abandono del mal, el cultivo del bien y la purificación de la mente: tal es la enseñanza del Buddha».
Vv 183, Cap. XIV Dhammapada.
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Carl Sagan
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Re: Economía y...budismo

Mensaje por Carl Sagan »

Grandísimo aporte @Upasaka, no sabía de la existencia de este texto clap

Como es bastante extenso, para aquellos usuarios que en este momento carezcan de tiempo para leerlo, he pedido a ChatGPT que haga un resumen de puntos clave. Lo pongo en spoiler para que lo lea sólo quien guste.
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Carl Sagan
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Re: Economía y...budismo

Mensaje por Carl Sagan »

Bueno, pues ya que tengo abierto el hilo sobre economía, iré subiendo algunos artículos que considere interesantes.

La decadencia de Occidente

Fernando del Pino Calvo-Sotelo. 2 de septiembre de 2025.

En las últimas décadas los países occidentales han tendido hacia un menor crecimiento económico, un mayor endeudamiento y una creciente desintegración familiar y social, como muestran una variedad de indicadores. Por lo tanto, la apreciación subjetiva de que vivimos una época de cierta decadencia está refrendada por la evidencia.

La pérdida de valores es patente tanto en la esfera privada como en la pública, como lo es el aumento de familias destruidas y la correspondiente disminución de felicidad individual. Asimismo, se constata una falta de cohesión social que promueve los conflictos internos, una irritación creciente ante la percepción de que el sistema no funciona y un empobrecimiento encubierto bajo las irreales estadísticas oficiales.

Por último, el Estado y su maquinaria burocrática gozan de un poder desorbitado que ha crecido de forma paralela a la tremenda disminución de la libertad personal de los ciudadanos, hoy claramente inferior a la que disfrutábamos hace cuarenta o cincuenta años (también en España).

A lo largo de una serie de cuatro artículos, que amplían el texto de una conferencia que pronuncié este verano, intentaré dar luz sobre este asunto, que suele pasarse por alto en el debate público.

Los Cinco Experimentos

¿Estamos mejor o peor que hace cincuenta años? ¿Qué está ocurriendo en Occidente? ¿Qué ha cambiado? Fundamentalmente, lo que ha cambiado es que las sociedades occidentales están llevando a cabo cinco experimentos, idea que concebí por primera vez en una charla que di en Inglaterra hace una década, pero que nunca había sido corregida ni publicada en español.

Un experimento significa probar las virtudes y propiedades de algo para ver si funciona bien o mal. El problema es que estamos llevando a cabo dichos experimentos sin ser conscientes de que se trata solamente de eso: experimentos. No estamos juzgando si funcionan bien o mal, sino que los consideramos avances axiomáticos de la civilización, es decir, “progreso”, esa palabra fetiche. Sin embargo, como dijo Churchill, «por muy hermosa que sea la estrategia, de vez en cuando habrá que observar sus resultados». Eso es lo que pretendo hacer.

El primer experimento: el Estado Leviatán

El primer experimento es el Estado Gigante o Estado Leviatán, en acertada expresión del profesor Dalmacio Negro. Poca gente es consciente de hasta qué punto el tamaño del Estado que hoy tomamos como normal es una anomalía histórica.

Midamos el tamaño del Estado por las cifras de gasto público. Hasta principios del s. XIX, el gasto público en los países occidentales oscilaba entre el 5 % y el 7% del PIB, y la mitad era gasto militar; a principios del s. XX el gasto público seguía siendo inferior al 10 % del PIB, incluyendo los países nórdicos, hoy conocidos como paradigmas del Estado de Bienestar. Pues bien, hoy el gasto público en Europa se acerca al 50% del PIB, lo que significa que se ha multiplicado por diez en dos siglos.

Los impuestos elevadísimos: otra novedad histórica

Este gasto público se ha financiado, en primer lugar, con impuestos, arma coercitiva-extractiva del Estado cuyo componente principal son los impuestos permanentes sobre la renta. Este es también otro invento reciente que ha acompañado a la creación del Estado Leviatán. De hecho, el primer impuesto permanente no se introdujo hasta 1842 en Gran Bretaña, mientras que EEUU, Francia, Alemania y otros no lo introdujeron hasta 1913 y 1925. España no tuvo impuesto de la renta permanente hasta 1932, y Suiza no ha tenido un impuesto federal sobre la renta permanente hasta 1983. En términos históricos esto es el equivalente a ayer mismo.

Cabe destacar que, al principio, los tipos impositivos sobre la renta oscilaban entre el 1 % y el 7 % de los ingresos anuales (como fue el caso de España en 1932). Hoy en día no es raro encontrar tipos impositivos marginales sobre la renta del 50%, que se toman como “normales” (debe mencionarse que los países anglosajones tuvieron tipos marginales aún más elevados en algunos años de la segunda mitad del s. XX).

El expolio fiscal no se limita al impuesto sobre la renta, sino que se completa con una miríada de impuestos directos e indirectos a los que se aplican retenciones y fechas de pago distintas para que el nivel abusivo de fiscalidad pase desapercibido. Sumando todos ellos, a cada trabajador español los impuestos le quitan de media un 65% de lo que gana: dos de cada tres euros son robados por el Estado ante la extraña pasividad de la población (robar: «quitar o tomar para sí con violencia o fuerza lo ajeno»).

La vocación totalitaria del Estado de Bienestar

La excusa creada para justificar este expolio es el llamado Estado de Bienestar, que Peter Sloterdijk denomina «Estado Impositivo», y Gustave Thibon, de forma aún más acertada, “Estado Vampiro”. Naturalmente, cualquier sociedad que aspire a llamarse civilizada tiene el deber moral de cuidar de los más débiles, de aquellos que no pueden valerse por sí mismos, ya sea de forma temporal o permanente. Sin embargo, los más débiles, por definición, son una minoría, y las minorías interesan poco al Estado de Bienestar, que es un concepto político.

El Estado de Bienestar o Estado Vampiro no persigue acabar con la pobreza, sino dar más poder a la clase política utilizando como coartada fines supuestamente benéficos.
Conceptualmente, se basa en un fraude, pues promete una seguridad ficticia a cambio de algo muy real: nuestra libertad, que siempre cuenta —pobrecilla— con menos defensores de lo que parece. En efecto, libertad conlleva responsabilidad, esfuerzo, tomar decisiones, equivocarse y asumir las consecuencias, y puede llegar a dar miedo, lo que es hábilmente explotado por la clase política.

Esta naturaleza ambivalente de la libertad (atracción/rechazo) no es nueva, precisamente. El libro del Éxodo ―escrito hace 3.500 años― narra cómo el pueblo judío murmuró contra Moisés a pesar de que éste acababa de liberarles de la esclavitud: «¡Ojalá hubiéramos muerto a manos del Señor en la tierra de Egipto, cuando nos sentábamos alrededor de una olla de carne y comíamos pan hasta hartarnos!» (Ex. 16, 3). Éste era el valor de la libertad: una olla de carne y pan abundante. La naturaleza humana no ha cambiado, y los ciudadanos de los modernos Estados de Bienestar hacen exactamente el mismo trueque.

«Tú trabaja, que yo reparto», nos dicen los políticos. En efecto, el expolio se maquilla con el engañoso concepto de redistribución de la riqueza, destructor soterrado de la propiedad privada —y, por tanto, de la libertad— y que constituye otra falacia más: como dice Jouvenel, la redistribución de riqueza es en realidad una redistribución de poder, del individuo al Estado, esto es, a la clase política que lo controla. Esto explica que la vampírica clase política defienda la redistribución de la riqueza con tanto ahínco.

Decía el pensador colombiano Nicolás Gómez-Dávila que «la política sabia es el arte de vigorizar la sociedad y de debilitar el Estado». Pues bien: hemos hecho exactamente lo contrario: la política necia de debilitar a la sociedad y vigorizar al Estado.

El segundo experimento: una deuda gigantesca

Cuando los impuestos son insuficientes para alimentar la voracidad insaciable del Estado Leviatán, los políticos nos endeudan, en nuestro nombre, pero sin nuestro consentimiento. Por tanto, el segundo experimento es un endeudamiento gigantesco.

La deuda constituye un espejismo; implica consumir en el presente la riqueza del futuro; es pan para hoy y hambre para mañana, y, como nos permite vivir por encima de nuestras posibilidades, implica también una huida de la realidad.

La deuda también es injusta: la generación presente vive a costa de las generaciones futuras. Finalmente, es una adicción que sólo puede curarse a través del dolor de la abstinencia. Sin embargo, en nuestras sociedades democráticas en las que los políticos se dedican a adular a las masas, ¿quién va a votar a quien prometa dolor?

Resulta revelador, una vez más, realizar una comparación histórica. A principios del siglo XX el equilibrio presupuestario era la norma salvo en tiempos de guerra y la deuda pública oscilaba entre el 7%-10 % del PIB. Hoy en varios países occidentales la deuda pública supera el 100% del PIB. Del mismo modo, hace un siglo el empleo público como porcentaje de la población activa era minúsculo, entre el 3 % y el 5 %. Hoy, en los países de la OCDE esta cifra es el 19%.

España es un ejemplo perfecto: en 1974 la deuda pública se situaba en torno al 7 % del PIB y hoy supera el 103%, la presión fiscal era la mitad de lo que es hoy y había 800.000 funcionarios, mientras que hoy constituyen una marabunta de más de 3 millones de los que una parte son parásitos sólo se dedican a sancionar y poner trabas a la población que trabaja y produce.

El tercer experimento: la inflación real

Tras el Estado Leviatán y la deuda gigantesca, el tercer experimento es el sistema de moneda fiduciaria, por el que la moneda de cada país no tiene otro respaldo que el de la confianza en el poder político, que no me atrevería a calificar precisamente de AAA.

Bajo este sistema, instaurado en 1971 tras el final de Bretton Woods, el poder político —a través de los bancos centrales, que no son sino otra rama del poder— puede aumentar a voluntad la base monetaria e influir decisivamente en la oferta monetaria. Salvo en la China del s. XI, prácticamente no se encuentran precedentes históricos de este sistema. En efecto, en 1971 el gobierno de EEUU cortó toda ligazón del dólar con el oro concediéndose a sí mismo la potestad de imprimir billetes a voluntad para hacer frente a un gasto público descontrolado. Lo hizo, por cierto, de forma «temporal», según afirmó sin ruborizarse el secretario del Tesoro Connally para tranquilizar a los mercados, pues los políticos siempre tildan inicialmente de temporal todo impuesto o medida disparatada permanente.

Pues bien, 1971 marca el momento en que, tras hacer promesas, subir los impuestos y endeudarse hasta las cejas, y cuando ningún prestamista en su sano juicio les prestaría un solo céntimo más, los políticos occidentales decidieron que era más fácil imprimir billetes, y no han vuelto la vista atrás. Desde entonces, la vida es para ellos mucho más sencilla, y su acción mucho más perturbadora para las sociedades que lideran.

Este sistema parece inofensivo durante un tiempo, pero acaba siempre sucumbiendo a esa fuerza destructiva llamada inflación, la cual conduce a la erosión lenta pero inmisericorde de las economías domésticas causando el empobrecimiento paulatino de la población, que ve cómo sus gastos (que aumentan al ritmo de la inflación real) crecen más rápidamente que sus ingresos (que, en el mejor de los casos, aumentan al ritmo de un IPC cocinado y, por tanto, irreal)[1].

Conclusión

Como hemos visto, los tres primeros experimentos que está llevando a cabo Occidente son el aumento desorbitado del tamaño del Estado (y de sus impuestos), un endeudamiento gigantesco y una inflación real (no publicada), provocada por el sistema monetario vigente, que carcome sigilosamente la riqueza de los ciudadanos y ante la cual estos se encuentran completamente inermes.

Estos tres experimentos son corolarios lógicos del cuarto experimento, que supone la mayor vaca sagrada de nuestros tiempos y que merece por ello un artículo propio.

[1] A efectos simplificadores he sacrificado el rigor conceptual de que el aumento de precios es la consecuencia de la inflación monetaria.

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