Pues es justo el últim ocapítulo, el 13º.
Pero vaya que lo podemos poner ya

como adelanto:
Entonces, Mahamati le dijo al Bendito, te imploramos que nos hable del Nirvana.
El término Nirvana se usa con muchos significados distintos por diferentes personas, que podemos dividir en cuatro grupos: los que sufren o que le temen al sufrimiento y que piensan en el Nirvana; existen los filósofos que tratan de discriminar el Nirvana, también hay la clase de discípulos que piensa en el Nirvana en relación consigo mismos y finalmente está el Nirvana de los Budas.
Quienes sufren o le temen al sufrimiento, piensan en el Nirvana como una fuga y una recompensa. Ignorando o no entendiendo las enseñanzas de los Tathagatas, se aferran a la noción del Nirvana que está afuera de lo que la mente ve y así siguen dando vueltas a lo largo de la rueda de la vida y la muerte.
En lo referente al Nirvana que los filósofos discriminan, éste no existe. Para algunos filósofos el Nirvana se encuentra donde el sistema-mente ya no opera, debido a la cesación de los elementos que constituyen la personalidad y su mundo; o se encuentra donde hay una completa indiferencia para el mundo objetivo y su impermanencia. Pero esto no es el Nirvana, dado que este último no consiste en simple aniquilación y vacuidad. Algunos, viendo en la “forma” la portadora del dolor, alarmados por la noción de “forma”, buscan la felicidad en el mundo de la “no-forma.” Según otros, al considerar la individualidad y la generalidad reconocible en todas las cosas internas y externas, no hay destrucción y todos los seres mantienen su ser por siempre, entonces, en esta eternidad, ellos ven el Nirvana. Otros perciben la eternidad de las cosas en la concepción del Nirvana como la absorción del alma finita en el Atman supremo. Para otros tras apegarse a estas nociones insensatas no hay despertar y ellos consideran que el Nirvana consiste en el hecho de que no hay despertar.
En lo referente a la noción de Nirvana de los discípulos y maestros que están apegados a la noción de un yo-ser y que tratan de encontrarlo aislándose en la soledad, su noción de Nirvana es una eternidad de beatitud como la de los Samadhis, para ellos mismos. Siguen las etapas hasta la sexta y alcanzan la dicha de los Samadhis, pero, apegándose todavía al egoísmo, no logran el “cambio radical” en el asiento más profundo de la conciencia. Son los que “han entrado en la corriente” y deben volver a este mundo de vida y muerte.
Bendito, te suplico que nos digas, Bendito, ¿cómo a los Bodhisattvas se les da la seguridad del Nirvana? ¿Y cuál es el Nirvana de los Bodhisattvas?
La confianza del Bodhisattva procede del desarrollo de la penetración interna que le sigue a la eliminación de los obstáculos de la pasión, la purificación del obstáculo del conocimiento y la clara percepción y aceptación de la ausencia de existencia inherente. Cuando la mente mortal cesa de discriminar, la sed por la vida cesa, ya no hay lujuria, ni ardor para aprender ni para la vida eterna. Al desaparecer estos intensos anhelos cuádruples, no se acumula la energía-hábito. Una vez que su acumulación termine, desaparecen las impurezas sobre la superficie de Alaya y el Bodhisattva está consciente de la Sabiduría Noble que es la certeza del corazón del Nirvana.
La Muerte de un Buda, el gran Paranirvana, no es destrucción ni muerte, sino sería nacimiento y continuación. Si fuera destrucción, sería una acción que produce un efecto, pero no lo es. Tampoco es una desaparición, ni un abandono, ni un logro, ni un no-logro; no es de un significado ni de ningún significado.
Algún día, cada uno y todos estarán influenciados por la sabiduría y el amor de los Tathagatas de trasformación para acumular los méritos y ascender las etapas. Sin embargo, si sólo estuviesen conscientes de esto, ya se encontrarán en el Nirvana del Tathagata, pues, en la Sabiduría Noble, todo está en el Nirvana desde el comienzo.
Fin del capítulo XIII
Fin del Sutra del corazón del descenso a Sri Lanka