Su biografía:
Según vaya encontrando haikus que me parezcan reseñables así los iré compartiendo:Nace y muere en Kashiwabara, Shinano, Nagano, Japón (15 de Junio de 1763 – 5 de enero de 1827). Escritor y poeta japonés, cuyo nombre original era "Kobayashi Nobuyuki" y apodado "Yataro" en su infancia. Nace en el seno de una familia granjera en una aldea ubicada al norte de Japón. La agricultura era la actividad más habitual en el Japón feudal del siglo XVIII. Perdió a su madre al poco tiempo de nacer, quedando al cuidado de su abuela y conociendo los haikú de la mano de un poeta llamado Shinpo. Su padre vuelve a contraer matrimonio nuevamente e Issa pasa a quedar al cuidado de su madrastra, una persona demasiado agresiva que lo maltrata de forma constante, propinándole golpizas terribles que se van agudizando con el nacimiento de su hermanastro. En 1777, Kobayashi Issa viajó a Edo (Tokio), lo que significó un cambio radical en su vida, trabajando en un templo budista y estudiando haiku en la escuela Katsushika. La ciudad de Edo, lejos de los maltratos de su madrastra, con nuevas gentes y paisajes fascinó al poeta. Utilizó pseudónimos en sus primeros haikú hasta que en 1792 comenzó a llamarse Kobayashi Issa: "Con la primavera Yataro renació convertido en Issa". Tiempo más tarde viajó por diferentes ciudades, entre ellas Kyoto, Osaka y Nagasaki, teniendo que trabajar duramente para sobrevivir, pese a que su popularidad como poeta aumentaba. En 1801 fallece el padre a causa de la fiebre tifoidea. Varios desacuerdos con la herencia le impidieron cumplir la última voluntad de su padre e instalarse en Kashiwabara, lo cual fue logrado en 1813. Tras ello, Kobayashi Issa se casó con una joven del pueblo, continuando las situaciones trágicas que marcaron su vida con la muerte de sus cuatro hijos y su mujer en los diez años que le siguieron. En 1825 volvió a casarse, divorciándose al poco tiempo y nuevamente contraer matrimonio tiempo después. Tras el incendio de su casa, Kobayashi Issa pasó sus últimos años en la pobreza, muriendo sin llegar a ver el nacimiento de su última hija. En sus haikú, Issa siempre reflejó la belleza de las cosas simples de la vida, la compasión por los animales y el amor por la naturaleza.
Mientras nos mudamos
de una cuna a un ataúd…
¡Cuánta palabrería inútil!
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No lloréis, bichos,
que hasta los astros
sufren desengaños.
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La noche es larga.
El sonido del agua
dice lo que pienso.
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Cansadamente sueña
el viejo pino.
Todavía no es Buda.
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Cuando envejecemos,
incluso la duración del día
es causa de llantos.
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Cubierto de mariposas,
el árbol muerto
florece.
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De no estar tú,
demasiado enorme
sería el bosque.
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Simplemente confía:
¿acaso no revolotean así
los pétalos?
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Namandabu
