El Budismo Mahayana da una primera indicación de este recorrido cuando sitúa la práctica de la compasión como imprescindible, junto con la sabiduría, en el camino del bodhisattva. En el budismo antiguo la compasión la compasión era también un importante medio en el camino, pero ahora pasa a ser condición sine qua non.
También encontramos dentro de la literatura Mahayana el Sutra de Vimalakirti, uno de los sutras más venerados y estudiados en todo extremo oriente, en el cual Vimalakirti, un laico, con propiedades que administrar, bienes inmuebles, mujeres y concubinas, hijos, etc., es puesto prácticamente a la par del Buddha.
Posteriormente, dentro de la tradición Chan, encontramos a Dayi Daoxin 道信, s. VII, que trasladará a su comunidad a un lugar relativamente aislado, donde la práctica de la mendicidad era prácticamente imposible e insuficiente (práctica que, por otra parte, era vista con malos ojos por los chinos, que a menudo consideraban a los monjes budistas como parásitos). Daoxin incorporará entonces el trabajo en el campo, el ocuparse de cuestiones administrativas y otras cuestiones hasta entonces reservadas a los laicos a la regla monástica; estableciendo así no solo una solución pragmática para su comunidad sino dando valor religiosos a el desempeño de dichas actividades.
La incorporación del trabajo manual e intelectual como prácticas espirituales en sí mismas es precisamente una de las marcas distintivas del Chan/Zen; si bien con el tiempo esto se ha ritualizado, perdiendo en parte su sentido original y su alcance.
Será en el siglo XII cuando Eihei Dogen, retomando el espíritu original de la regla de Daoxin, dará las indicaciones más precisas sobre como hacer también de la vida cotidiana practica espiritual. Son numerosos sus escritos en los que habla de cuestiones cotidianas, aparentemente triviales, como "lavarse", "ir al baño", "como comer", etc. desde una dimensión religiosa. Pero probablemente sea en el Tenzo Kyokun (lit. instrucciones o recomendaciones al cocinero monástico) donde da la descripción más detallada de como hacer de esas actividades lugares también en los que la liberación, la práctica de la Vía, es posible. El texto, si bien formalmente dirigido a aquel que ejerce la función de cocinero para la comunidad, tiene un sentido que desborda el ámbito de la cocina, siendo aplicable al resto de actividades cotidianas e igualmente a aquel cuya elección de vida no es monástica, sino laica.
En el Tenzo Kyokun Dogen explica cuales son las actitudes que han de regir nuestros actos durante la vida cotidiana, sintetiza esto con el nombre de la tres mentes, o tres corazones, o tres espíritus (pues la palabra shin, 心, abarca todos esos matices): Kishin, 喜心, la mente alegre, Roshin, 親心, la mente de los padres, o de los abuelos, la mente que cuida, y Daishin, (大心), la mente grande, o magnánima.
En días sucesivos seguiré desarrollando un poco las enseñanzas de Dogen el el Tenzo Kyokun (sus "recomendaciones al cocinero"). También, algo más adelante, espero poder ofrecer este importante texto del Soto Zen (aunque creo que su alcance es universal) en la Bibliografía Mahayana, ya que actualmente estoy ocupado en una nueva traducción del mismo a partir de una traducción italiana realizada por Giuseppe Jiso Forzani.


