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Nirvana (pali: nibbana; sánscrito: nirvana)
El término parinirvana y sus derivados indican con leves matices lo mismo que el término nirvana.
Es la meta final, el objetivo supremo del camino preconizado por el Budismo. Pero hay mucha discusión respecto a que se entiende por nirvana.
(a) Para muchos intérpretes el nirvana es el anonadamiento total y absoluto, la nada, la desaparición completa. Esta interpretación se apoya en la propia etimología de la palabra nirvana, que significa extinción; igualmente en una serie de pasajes en que el nirvana es comparado al estado de la llama que se extingue, como por ejemplo Milinda, p. 125 (bad. Finot); Sutta Nipata 235 (Ratanasuttam); 1074-1076 (Upasivamanavapuccha); y
finalmente en algunos epítetos que se le aplican, como por ejemplo suññata (vacío) (Dhammapada 92, 93) (ver nihilismo ), cesación (Milindapanha, p. 118, bad. Finot), bhavanirodha (cesación de la existencia) (Samyutta II, p. 117, Kosambisuttam). A favor de esta interpretación tenemos también el hecho de que en la teoría de la meditación o samadhi (ver nota al respecto) el grado más alto es la saññavedayitanirodha, o sea la
absoluta cesación de toda conciencia y sensación, que es considerada como el nirvana realizado en esta vida.
(b) Para otros, el nirvana es un estado, una entidad, algo positivo. Abonan en favor de esta interpretación ciertos epítetos que se aplican al nirvana, como por ejemplo, paramam sukham (supremo bien) (Dhammapada 204); amatam padam (sede inmortal)
(Dhammapada 114), yogakkhemam anuttaram (insuperado estado de perfecta paz) (Dhammapada 23); acalam sukham (felicidad inconmovible) (Udana, p. 93); ajaramaram padam asokam, etc. (sede carente de vejez, de muerte, de dolor, etc.) (Therigatha, p. 173 = est. 514 Nalanda).
(c) No disminuye la impresión de que el nirvana es algo positivo el hecho de que muchas veces los epítetos utilizados para describirlo sean negativos. Parece que las negaciones acumuladas, antes de disminuir el carácter positivo del nirvana, lo acrecientan, al derribar toda barrera o limitación que lo cohiba. Tal cosa sucede en el celebre pasaje del Udana, p. 80, que respecto al nirvana dice:
“Existe, ¡oh monjes!, aquel dominio en que no existen ni la sierra(*) ni las aguas, ni el fuego ni el aire, ni la esfera del espacio infinito, ni la esfera de la conciencia infinita, ni la esfera de la nada, ni la esfera de la conciencia y de la no conciencia, ni este mundo ni el otro, ni el sol ni la luna. Yo os digo, ¡oh monjes!, que ahí no hay entrada ni salida ni permanencia; que de ahí no se decae y que de ahí no se nace.
Carece de fundamento, de acción, de sustento. Es la terminación del sufrimiento”.
Dentro de los epítetos negativos merecen especial atención los siguientes: akata (no creado),
animitta (incondicionado o sin características), asankhata (no constituído por un conglomerado de elementos), en cuanto que ponen de manifiesto aspectos importantes del
nirvana.
El CPDict. dice respecto a este termino: “not prepared (by conferring especial energy); and accordingly, uncaused, as well as unproductive...”. El PTS Dict. dice: “not put together, not proceding from a cause”. Edgerton (Buddhist Hybrid Sanskrit Dictionary) dice,
equiparando el sánscrito asamskrita al pali asankhata “perhaps as uncreated by a combinatión of factors”. Se puede, pues, traducir por “incondicionado, no causado, que no proviene de un conjunto de factores”. Nosotros preferimos la ultima traducción por
cuanto conserva algo del sentido etimológico de la palabra. Ver sankhara: cosa condicionada, compuesta.
(d) Los epítetos evidencian el carácter heterogeneo del nirvana: es algo único, distinto del mundo material y de los mundos ideales que se realizan en los diversos grados de la meditación.
(e) El nirvana es algo incomprensible, indescriptible, inefable, que escape a toda determinación. Ni los sentidos, ni la razón, ni el lenguaje humanos pueden percibirlo, captarlo, definirlo. El Sutta Nipata 1076 (Upasivamanavapuccha) dice que no hay definición posible (na pamanam atthi) del muni que entró en el nirvana (attham gatassa), pues cuando todos los condicionantes de la existencia han desaparecido (sabbesu dhammesu samuhatesu), o sea cuando se ha producido el nirvana, desaparecen también todos “los caminos del lenguaje” (samuhata vadapatha pi sabbe). Asimismo, muchos textos, entre
otros el Dhammapada (92, 93), designan al nirvana con el epíteto de animitta, carente de signos (o incondicionado).
(f) El Anguttara IV, p. 414 (Nibbanasukhasuttam) define el nirvana como sukha o sea como placentero, bueno, agradable (sukham idam...nibbanam); pero sukha precisamente porque en el la conciencia se vacía de todo contenido (sannavedayitanirodha: la cesación de toda percepción y de toda sensación). El llamar sukha al nirvana abona en favor de la opinión de que el nirvana es algo positivo. Pero decir que el nirvana se da con la saññavedayitanirodha abona en favor de la tésis nirvana es algo negativo. En este caso se hace presente, al parecer, el fenómeno propio de toda descripción de lo Absoluto, la necesaria coexistencia de los dos aspectos antes indicados, el nihilista y el absolutista.
Es nada—nada de lo nuestro; es lo absoluto— lo non plus ultra.
El catolicismo no considera la unión con Dios como anonadamiento y sin embargo San Juan de la Cruz, al
referirse a la experiencia mistica, dice
Quedéme y olvidéme,/ el rostro recliné sobre el Amado,/ cesó todo y dejéme,
dejando mi cuidado,/ entre las azucenas olvidado).
(g) el término nirvana designa también, a veces, no ya ese estado —positivo o negativo— a que nos hemos referido, sino un estado de ánimo caracterizado por la serenidad, equilibrio y paz, provenientes de la extinción de todas las pasiones, inquietudes, deseos, que perturban la mente. Es la ataraxia de los estoicos. Se trata entonces del nirvana en tierra. Tenemos así el Samyutta IV, p. 359 (Kayagatasatisuttam) que dice que la destrucción del deseo, del odio y del error se llama nirvana. Igualmente el Sutta Nipata 1109
(Udayamanavapuccha) dice: “en la destrucción del deseo se da el nirvana”.
(h) Con frecuencia el nirvana es presentado como una liberación. Así por ejemplo en el Samyutta I, p. 210 (Punabbasusuttam) y en el Itivuttaka, p. 104, se dice que es la liberación de todos los lazos (sabbaganthappamocanam); en el mismo Samyutta II, p. 278
(Navasuttam) se le designa como la liberación de todo dolor (sabbadukkhappamocanam), en el Dhammapada 92 y 93 el nirvana es designado con las palabras suññato
animitto vimokho: la liberación incondicionada y vacía.
(i) Por otro lado, de acuerdo con algunos textos, como el célebre Culamalunkyasuttam del Majjhima I, p. 426 y el Potthapadasuttam del Digha I, p. 187, Buda habría adoptado una actitud agnóstica frente a la naturaleza del nirvana (actitud por lo demás no limitada a dicho problema). La naturaleza del nirvana sería una de aquellas cuestiones no explicadas (avyakata), puestas de lado (thapita), rechazadas patikkhitta) por Buda, ya que su planteamiento y discusión en nada contribuyen al progreso en el camino señalado por el Maestro. Como dice de la Vallee Poussin (Bouddhisme, p. 95), “se llegaría al nirvana sin saber lo que es, sin que ello sea necesario”.
La actitud agnóstica de Buda no es sino un aspecto de su actitud contraria a la especulación. Ver especulación .
(j) Con respecto al Hinduismo, hay que observar que, según Oldenberg (Die Lehre, p. 233), el término nirvana habría sido de uso común en las sectas de ascetas desde el año 500 a. de C. y que es muy probable que derive del Yoga y que de ahí lo haya tomado el Budismo.
La Bhagavad Gita en varios lugares (II, 72; V, 24, 25, 26) emplea el término brahma-nirvana, nirvana en el brahmán, sobre el cual, de la Vallee Poussin (Le dogme, p. 180) anota que se trata de “una invención tardía”, que “opone el verdadero nirvana, el de los brahmanas, al nirvana budista”. Oldemberg (Die Lehre, p. 234), cita una estrofa de la
Kshurika Up. (es la estrofa 23 de la edición The Adyar Library, 1920), que habla del yogin que se extingue (layam vrajet), comparándolo —(lo que no deja de sorprender)— a la lampara de luz (dipa), que se extingue (layam vrajet) en el momento en que se apaga (nirvanakale). Más importante que esta coincidencia terminológica, son las coincidencias de contenido entre la doctrina de lo Absoluto en el Brahmanismo y la doctrina del nirvana en el Budismo.
Podemos encontrar una correspondencia con el aspecto negativo del nirvana en aquellos textos upanishádicos que representan la unión del espíritu individual (Atman) con el espíritu universal (Brahman) como la pérdida de toda conciencia, como el anonadamiento final. Por ejemplo, Mandukya Up. 7 que describe el estado supremo del Atman como un estado en que “todo conocimiento (prajiiam) cesa”; Chandogya Up. VIII, 11, 1, que equipara al atman con el sueño profundo, en una calma total; Mundaka Up. III, 2, 8:
“Como los ríos fluyendo desaparecen en el océano, perdiendo nombre y forma
(=individualidad), así el sabio, liberándose del nombre y de la forma, penetra en el ser supremo (purusa), que esta más allá de lo non plus ultra divino”.
El aspecto positivo de lo Absoluto upanishádico se hace presente en una serie de textos que lo describen en términos de gran exaltación, por ejemplo, Tejabindu Up. 5-11:
“es la sede suprema y misteriosa... su forma es el cielo... Ia alegría, allende la alegría... eterno, firme, imperecedero”; Mundaka Up. II, 1, 2 y sgts., y II, 2, 1-7.
Muchas veces estas descripciones se llevan a cabo mediante la acumulación de negaciones, como por ejemplo en la Brihadaranyaka Up. III, 8.8, y IV, 5.15: “el Atman no, no” (net), neti atma).
Las upanishads consideran también, lo mismo que los budistas con respecto al nirvana,que lo Absoluto no puede ser captado ni descrito por los sentidos, la voz ni la mente.
Tenemos así Kena Up. I, 3 y sgts.:
“no llega ahí el ojo, no llega la voz, no llega la mente”, y II y Taittiriya Up. II, 4.1.
Incluso encontramos un eco de agnosticísmo no solo en los textos recién citados sino también en la misma Kena Up. I, 3:
"no sabemos, ignoramos, como uno podría darlo a conocer”.
Fuente:
PRINCIPALES
CONCEPTOS BUDISTAS
Fernando Tola y Carmen Dragonetti
De la Biblioteca Therāvada.
Reed.13:48h.(*) corrección:
"Existe, oh bhikkhus, aquel dominio en que no se dan ni la tierra ni las aguas ni el fuego ni el aire ni el dominio de la infinitud del espacio, ni el dominio de la infinitud de la conciencia, ni el dominio de la nada, ni el dominio del conocimiento y del no-conocimiento, ni este mundo ni el otro ni el sol ni la luna. Yo os digo, oh bhikkhus, que ahí no se entra, que de ahí no se sale, que ahí no se permanece, que de ahí no se decae y que de ahí no se renace. Carece de fundamento, carece de actividad, no puede ser objeto del pensamiento. Es el fin del sufrimiento."