Hola
@Daido,
No creo que el fragmento citado, así como otros muchos fragmentos de la obra de Dôgen en las que muestra disconformidad ante determinados puntos de vista sobre la práctica budista, en general, y de la práctica de zazen, en particular, se traten tan solo de meras cuestiones explicables desde la visión cultural del Japón feudal. Efectivamente, si así fuera, se trataría de algo a poner como mínimo en reflexión, por nuestra parte - cuando no, directamente descartable -, como por ejemplo, la total y ciega sumisión de lo inferior a lo superior, de lo nuevo a lo viejo, de lo bajo a lo alto, que nada tienen que ver con la práctica de la Vía de Buddha.
Sin embargo, decía, creo que en esos momentos en los que Dôgen saca a la luz lo que entiende como una perspectiva que se desvía de la práctica de la Vía, resulta de interés para aquellos que encontramos en zazen nuestra orientación de vida. Por ejemplo en la línea anterior al párrafo copiado del fragmento que había citado del Butsudô, se puede leer:
"...Y mejor aún, la meditación formal no es ni tan siquiera la esencia completa de las enseñanzas del Buddha7."
A lo que sigue un párrafo en el que Dôgen, advierte que la práctica de zazen y la práctica de la Vía de Buddha, que libera de duhkha, a cada instante, solo adquiere su sentido cuando se encuentra enmarcada en esta; cuando se entiende,
sola y exclusivamente, como la consecución de estados meditativos (
samadhi), o de experiencias meditativas, zazen es amputado, deja de tener sentido. Es, en este sentido, que puede hablarse de "Zen es zazen" cuando se asienta en el soltar todo, a cada instante, a medida que surge, en la medida de nuestras posibilidades, es decir, cuando es expresión del "no aferrar", núcleo práctica de la Vía de Buddha.
P.S: Hablar de la figura del maestro como impropia del Budismo, devolviéndola al contexto que le es propio, que es el de la cultura de Asia oriental, no significa que en nuestra práctica no encontremos guías cuya ayuda y orientación resulta valiosísima e inestimable. Quiere decir, más bien, que en la Vía de Buddha, no hay pedestales, todos somos iguales ya que todos somos discípulos que estamos aprendiendo de "lo ilimitado", siguiendo los pasos del único que está delante de todos: Shakyamuni Buddha.