Puesto que zazen es una práctica del cuerpo, con el cuerpo, la postura debe de ser perfecta, o debe de tender a serlo. Lo que puede ser japonés o chino, es asimilar esa "perfección" a
kekafusa (posición del loto) o
hankafusa (p. de medio loto). En realidad esas posturas, hasta hace no mucho, eran facilmente practicables por casi todos (salvo patologías) en Asia, y en otros lugares, dado que eran culturas habituadas a sentarse en el suelo desde siempre.
La "postura perfecta" de alguien con una lesión de menisco, es
tender a la postura perfecta de alguien con una lesión de menisco, es decir a aquella que, dentro de esos margenes fisiológicos, le permita sentarse de la manera más estable e inmóvil durante un periodo prolongado de tiempo. De la misma manera para alguien con las articulaciones muy rígidas, a un anciano que ya no puede sentarse y levantarse del suelo con facilidad, etc.
El error es pensar que, si no podemos sentarnos en el loto completo, todo lo demás es de segunda división y, por tanto, no vale la pena esforzarse por hacerlo lo mejor posible. Incluso sentados en una silla existe una postura perfecta, o preferible estructuralmente/fisiológicamente, y otras indolentes que llevan a que también nuestro interior, nuestra mente, sean indolentes, estén distraídas. El loto completo puede ser una postura muy comoda y apropiada para practicar zazen, o puede no serlo. Yo durante mucho tiempo me he sentado con facilidad (natural, sin mérito alguno) en el loto completo; después, a raíz de un problema en una rodilla, pase a una silla y después a un banquito; actualmente me siento en un cuarto de loto, pero, cada una de esas distintas formas de sentarse, he procurado siempre realizarlas de la mejor manera posible, que no es siempre igual, evoluciona, avanza o retrocede con el momento.
El cuerpo (esquematizando -con fines explicativos- como separadas cosas que no están en la Realidad separadas), es la
interface entre la mente y el mundo; por tanto más vale que le prestemos atención; es decir que aquello que hacemos con él lo hagamos lo mejor posible y con cuidado. Es a nuestra realidad corporal a donde volvemos, durante zazen, cada vez que el extravío de nuestra mente nos saca de zazen; es esa nuestra puerta a la visión de la Realidad con los ojos claros (no empañados por nuestro deseo).
Yo, particularmente, cuando he de explicar zazen a alguien, lo primero que hago es fijarme en cosas como su edad, si refiere alguna patología (por ej. un quiste de Baker) o en cómo es capaz de sentarse en el suelo; si no es capaz, sentado con las piernas cruzadas, de dejar sus rodillas a unos 4 o 5 dedos del suelo, es mejor pasar a explicar otras posturas alternativas al loto o el medio loto, pues intentar estos puede ser un calvario inútil para él.
