En una ocasión el Venerable Sariputta y el Venerable Upasena estaban morando en la Arboleda Fresca, en la Gruta de la Serpiente Cubierta, cerca de Rajagaha. Entonces, una víbora había caído sobre el cuerpo del Venerable Upasena. Y el Venerable Upasena se dirigió a los bhikkhus de esa manera: “Venid, amigos, levantad este mi cuerpo de la cama y llevadlo fuera antes de que sea disperso aquí como un puñado de paja”.
Cuando se dijo esto, el Venerable Sariputta dijo al Venerable Upasena: “Nosotros no vemos alteración alguna en el cuerpo del Venerable Upasena ni cambio alguno en sus facultades, y aún así, el Venerable Upasena dice: ‘Venid, amigos, levantad este mi cuerpo de la cama y llevadlo fuera antes de que sea disperso aquí como un puñado de paja’”.
“Amigo Sariputta, para alguien que piensa ‘yo soy el ojo’ o ‘el ojo es mío’; que piensa ‘yo soy el oído’ o ‘el oído es mío’; que piensa ‘yo soy la nariz’ o ‘la nariz es mío’; que piensa ‘yo soy la lengua’ o ‘la lengua es mía’; que piensa ‘yo soy el cuerpo’ o ‘el cuerpo es mío’; que piensa ‘yo soy la mente’ o ‘la mente es mía’; entonces, he aquí podría haber alteración en el cuerpo o cambio en las facultades. Pero en mi caso, amigo Sariputta, no se me ocurre que ‘yo soy el ojo’ o ‘el ojo es mío’… que ‘yo soy la mente’ o ‘la mente es mía’; entonces, ¿por qué habría que haber alteración alguna en mi cuerpo o cambio alguno en mis facultades?”
“Esto tiene que ser debido a que el hacedor del yo, el hacedor del mío y las tendencias subyacentes del engreimiento han sido completamente desarraigados en el Venerable Upasena desde hace mucho tiempo, por lo cual no se le ocurre que ‘yo soy el ojo’ o ‘el ojo es mío’… que ‘yo soy la mente’ o ‘la mente es mía’”.
Entonces aquellos bhikkhus levantaron el cuerpo del Venerable Upasena de la cama y lo llevaron fuera. Entonces el cuerpo del Venerable Upasena se dispersó allí como un puñado de paja.
